Como si el calendario hubiera cedido a un capricho, finalmente llegó el Día del Niño. Se trata de una fecha curiosa, ya que los beneficiarios de la jornada serán los mismos que dentro de unos años financiarán la continuidad de la fecha, mediante los regalos a sus futuros y respectivos hijos. Es como si el lema fuera Recibe hoy, que pagarás mañana.
Es, sin duda, un tema abierto a distintas teorías económicas, sociales, culturales y éticas. La Corriente Restrictiva, por ejemplo, impulsa que cada padre regale a su hijo el importe exacto equivalente al regalo que recibió cuando él tenía la edad que ahora tiene su hijo. Muchos analistas coinciden en que estamos, en este caso, ante una teoría involucionista, que no tiene en cuenta las variaciones en la situación económica y social de las familias. Por otra parte, la aplicación estricta de la teoría restrictiva generaría la obligación de llevar un riguroso detalle de los regalos, con una lista certificada ante escribano público, para garantizar la veracidad de los regalos declarados por cada persona.
No está claro, además, qué regalo recibe un hijo: ¿uno equivalente al que había recibido su madre o al que le dieron a su padre? Por supuesto, los movimientos feministas exigen priorizar el antecedente materno, aunque no sabemos por qué siguen abonados a la teoría de que el que debe pagar es el padre.
Una posición contraria enarbolan los adeptos a la Corriente Progresista Contemporánea, que tiene en cuenta el progreso o retroceso económico y social que una persona va teniendo a lo largo del tiempo. Es una teoría que no respeta los derechos del niño, que deberían resignarse a lo que el padre pueda determinar cada año, sin ningún condicionamiento.
La Corriente Extremadamente Progresista autoriza a reclamar el regalo equivalente al que recibió el año anterior un amigo, sin más mérito que el que cantó primero.
También va avanzando la Teoría Marxista-Guadalupana, que destierra absolutamente la existencia del Día del Niño por razones ideológicas y sociales, y atribuye intencionalidades excesivamente consumistas a la creación de la fecha.
Por su parte, la Corriente Estatista Oficialista defiende la idea de que el Estado indique a cada familia qué regalo corresponde hacer cada año, especialmente a la familia kirchnerista, mediante aportes y retenciones a la producción agropecuaria, con valores controlados por Moreno.
Toda esta lluvia de ideas en torno del Día del Niño tiene un riesgo: el de caer inevitablemente en la Corriente del Niño, con todas las consecuencias morales y meteorológicas que ello implica.
Pese a todo, lo que nunca se pudo comprobar es dónde está Papá Noel y qué regalos hace -y a quién- en el Día del Niño. Sabiamente, Santa Claus se toma para estas fechas sus vacaciones y ni siquiera nos da una mano con regalos que hayan sobrado de Navidades anteriores.
Después de estos consejos, puede revisar sus conceptos y tener la certeza y la tranquilidad de que, cualquier teoría que aplique, siempre gastará más que el año anterior.
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